domingo, 6 de septiembre de 2009

Te deseo que amando, también seas amado.



Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que sí es,
sepas ser sin desesperar.



Así comienza un poema de VICTOR HUGO , de nombre TE DESEO, escrito en el siglo XIX y que recibí hoy en un ppt que me envió un buen amigo mío, un amigo virtual,de esos que uno hace por Internet.Después de estas primeras frases, el poema



seguía luego con otros bien intencionados deseos , de carácter pedagógico, sobre la conveniencia de seguir ciertas normas de conducta que sirven para fortalecer el espíritu y lograr la felicidad y la paz con uno mismo.

Me acordé de un viejo cuento de HERMANN HESSE, premio Nobel en 1946 e inolvidable autor de El lobo estepario, Demian, Narciso y Goldmundo, El juego de los abalorios y Siddhartha...éste último leído y releído en esa década de los 60 por tantos jóvenes atraídos por las filosofías orientales y que estuvieron a punto de cambiar paradigmas en esa época convulsionada de los hippies.

El cuento al que comencé a hacer referencia se llama AUGUSTO y es uno de los más bellos que yo haya leído jamás, a la par o superior a aquellos de OSCAR WILDE y otros autores.

Como vivimos en el siglo XXI enseguida busqué en internet el cuento y en menos de 5 segundos ya estaba leyendo el cuento.Todo en un tiempo menor al que hubiese gastado buscando en mi biblioteca el referido cuento.

En escritos anteriores he mencionado el hecho de que ya se está poniendo al alcance de cualquier persona las bibliotecas más famosas del mundo por obra y gracia de la tecnología...y del empeño y fe de muchas personas que luchan por difundir la cultura democráticamente a todos los seres de este planeta. Aún cuando en los grandes centros de poder también exista un empeño en impedirlo.

Recuerdo el escándalo formado por las palabras dichas por ministras de la cultura de España y Francia que se horrorizaban de la gran cantidad de libros que circulaban libremente por internet sin pagar derechos de autor.

Pero olvidando a aquellos que sirven intereses mezquinos y se olvidan de la misión que se les encomendó, pensemos sólo en lo maravilloso que resulta hoy en día el tener acceso inmediato a cualquier obra de la literatura, pintura o música.

Que maravilloso volver a leer ese cuento de mi adolescencia sólo con escribir su título en la barra de Google.

AUGUSTO, el personaje central del cuento de HESSE que recibió como regalo el día de su nacimiento el don que pidió su madre para él: que todo el mundo lo quisiera. Y que no supiese hacer buen uso de él por lo que al final el padrino duende tuvo que deshacer el sortilegio, trocándolo por su inverso: que AUGUSTO pudiese sentir amor por todos.

Ciertamente en el mundo todavía hay muchísima injusticia y problemas que resolver. Siempre hay una guerra en algún punto de nuestro planeta y eso nunca debemos olvidarlo,pero también debemos regocijarnos porque en nuestro país y en los cercanos al nuestro hay paz y podemos sentirnos complacidos de tener acceso inmediato a la cultura valiéndonos de los adelantos de la tecnología.

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