sábado, 21 de agosto de 2010

Si la quieres, miéntele




Todos los que me conocen se asombran de que pueda trabajar imperturbable mientras hay ruido a mi alrededor, pero no siempre es así: anoche trataba de escribir pero la música del vecino no dejaba que mi trabajo avanzara.Una y otra vez oía la voz desgarrada de la mujer cantando su dolor e insistiéndole a su amado que le mintiera,que la hiciera feliz diciéndole que todo estaba bien entre los dos.
Inevitablemente mi mente comenzó a repasar casos de personas cercanas: un amigo que se atormenta por la duda de si confesarle a su esposa e hijos que ya éstos tienen un nuevo hermanito,habido de una unión extraconyugal.Me pregunta mi opinión y discretamente pero con firmeza le hago entender que ese es su problema.
Otro amigo, jovencito,igual se atormenta preocupado en si salir del closet y confesarle a su madre que es gay, que la supuesta novia con la que anda es una buena amiga, compinche,y que en realidad tiene una relación con un hombre desde hace 2 años. Le digo que para una madre no hay nada oculto respecto a sus hijos, pero una cosa es sospechar y otra tener la certeza.Saber que no va a tener nietos y que su hijo probablemente no vaya a tener a nadie que lo atienda en su vejez puede ser difícil de sobrellevar.
Mis amigos se sienten incapaces de seguir soportando la mentira; dudan de si enfrentar la verdad o seguir con una mentira que aparentemente mantiene las cosas en un estado satisfactorio para todos.
Y mi pregunta de siempre cuando me consultan: " ¿ y estás seguro que no lo saben ya ? "
Los años me han enseñado que la verdad rara vez permanece oculta por mucho tiempo. Siempre hay un indicio que la delata, que hacen sospechar que hay otra realidad detrás de aquella que vivimos, pero que preferimos no descubrir acorde con el dicho de que "ojos que no ven, corazón que no siente".
En una ocasión me tocó sugerirle a un amigo cuya esposa había caído en una profunda depresión al saberse enferma y que pensaba que si moría todos la olvidarían y su esposo se casaría otra vez: si la amas , miéntele, dile que de faltarte ella preferirías vender tu casa antes de llevar a otra mujer a ocupar los mismos espacios que habían compartido los dos.
Ejemplos hay muchos de esa extraña convivencia entre estas dos hermanas, la verdad y la mentira. Una de rostro feo y amargo y la otra hermosa y complaciente.
Y la música del vecino que repite en la voz de esa mujer:" miénteme una vez más, hazme feliz "..y yo atendiendo el teléfono para oír que me dicen al otro lado con acento meloso:" te extraño"..

1 comentario:

  1. lamentablemente es asi muchas veces preferimos y digo preferimos por q me incluyo y por q he creido en lo de ojos q no ven corazn q no siente pero tbn hay otro dicho muy cierto que dice asi: entre cielo y tierra no hay nada oculto! deberiamos hacer del mundo un lugar mas sincero empezando por los politicos primeramente

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