sábado, 19 de diciembre de 2009

¡ Ahora sí seré feliz !



Hace algún tiempo,poco en realidad, escribí sobre esa creencia que tienen algunos de que la pobreza está reñida con la felicidad. Una falacia: la felicidad depende más del trabajo personal de uno sobre sí mismo que del entorno socio económico donde nos desenvolvemos.
En estos días de diciembre lo usual es que nos deseemos felicidad unos a otros,por fórmula muchas veces, con sinceridad también, muchas veces.
Soy adicto a internet,a los viajes por el ciberespacio, y eso no es ningún secreto para nadie,pero por tratarse de diciembre y por estar de vacaciones , hice un alto en mis incursiones cibernéticas y atendí las invitaciones a cenar de algunos amigos.
El primero de ellos me invitó al cine y luego a cenar; yo, inocentemente, esperaba que la conversación discurriera por los cauces acostumbrados:el trabajo, los amigos comunes,tal vez la situación política del país, pero lo que no esperaba fue la descarga sin pausa que mi amigo me propinó:internet era una droga perniciosa que me estaba apartando del camino de la felicidad; por ese medio yo estaba dejando de disfrutar una salida al cine, a la playa , al cerro El Avila, a restaurantes y teatros...
Yo lo escuchaba asombrado y divertido,sonriente pero con ganas de soltar no una sino un montón de carcajadas.. quería aprovechar las pausas que dejaba mi amigo para engullir el exquisito ( y carísimo ) plato en aquel fino restaurant, pero no me daba mucho chance para protestar.Enseguida arremetía con más bríos y me reprochaba el tener todos los años del mundo que no salía de viaje, eso era imperdonable , por Dios ! ¿ Cuando iba a decidirme a ser feliz ?
Ayer ,otro de mis amigos aprovechó la ocasión para interrogarme, con acento de conmiseración, sobre mis actividades fuera del trabajo y de internet. Con profunda lástima escuchaba mis explicaciones de que no me hacía falta la playa, el cine y los viajes, porque tenía a mi trabajo , tenía a internet . Poco le faltó a mi amigo para darme palmaditas en el hombro de apoyo en esta situación de ostracismo en el que desafortunadamente me habia sumergido.Su mirada era muy elocuente: yo era un redomado mentiroso tratando de argumentar que amaba mi trabajo con pasión y que por tanto no me hacía falta ir al cine a ver las últimas aventuras del actor de moda,ni ir a ningún restaurante elegante porque en mi casa, gracias a Dios, las mujeres eran cocineras de primera, ni salir de viaje porque por internet ya estaba más que familiarizado con los lugares hermosos de los otros países.
Todavía no ha terminado diciembre y tengo otras invitaciones pendientes: me revestiré de paciencia y les prometeré a todos ( una mentirilla en legítima defensa no es pecado ) que el próximo año sí voy a ir al cine siquiera una vez a la semana, a todas las playas hermosas de nuestro país, a los centros comerciales de moda en cada ciudad nuestra y por último que me decidiré a viajar otra vez, a Europa o al Medio o Lejano Oriente, pero que saldré de viaje..ahora sí.. ¡ seré feliz !

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